Mi enemiga oculta: la Endometriosis.

En este mes de marzo estamos hablando de la Endometriosis en @victoriainvitro, esta enfermedad de origen no totalmente conocido, afecta a un 10%-15% de la población femenina mundial en edad fértil y al 50% de las pacientes de reproducción asistida. Pero, como os avancé, no sólo queremos abordarla desde el punto de vista científico, sino desde el personal, dando testimonios.

A lo largo de los años de profesión, hay algo que la mayoría de las pacientes con las que he tratado han ignorado de mí y es que yo también sufrí de endometriosis en su expresión más aguda, grado IV.

Tras meditarlo, pues quiero mostraros dos testimonios más a lo largo de este mes, he decidido empezar por mi propio testimonio, para aportar mi granito de arena en dar visibilidad de esta enfermedad silenciosa y para que me vayáis conociendo algo más de mí. Aquí os dejo mi relato de cómo fue mi encuentro con la endometriosis.

Me casé con 27 años, poco tiempo después, mi reloj biológico se despertó. El hecho de ver a diario en la clínica casos de parejas desesperadas que querían ser padres, hizo que naciera en mí una cierta ansiedad y me preguntaba constantemente si nosotros tendríamos problemas para ser padres.

Ante estos temores, decidimos ponernos manos a la obra. Y la verdad, no fue nada mal. Al segundo mes de búsqueda mi test de embarazo daba positivo y 9 meses más tarde, por cesárea (otra experiencia para compartir) nació mi primera hija, Irene.

A los dos años del nacimiento de ella, ya estaba preparada física y emocionalmente para tener un segundo hijo. Pero como las circunstancias no eran favorables, debimos esperar un año más para intentarlo, cuando quisimos que viniera nuestro segundo hijo, éste no venía. Yo me sentía confundida, cada mes cuando estaba próxima la menstruación deseaba que ésta no apareciese, pero inexcusablemente aparecía puntual a su cita.

Tras un año infructuoso, empecé a sentirme extraña, como si mi temperatura corporal fuese más elevada, sin que marcara nada el termómetro. Mis menstruaciones siempre fueron abundantes, largas y dolorosas, no presté atención a que estuviese relacionado con algo. Hasta que un día al comentarlo con un compañero, ginecólogo, se ofreció a hacerme una ecografía y pudimos ver en la pantalla al enemigo: endometriomas (quistes ováricos originados por tejido endometrial) bilaterales, de 9-10 cm de diámetro. Lo vio tan claro que me dijo que fuera preparando el preoperatorio, tendría que pasar por quirófano. A mis 33 años, sola en ese sillón de exploración, sin mi marido al lado, que te digan que posiblemente habría que extirpar los ovarios, fue un auténtico mazazo.

El miedo paralizaba, pero había que buscar una solución al problema.
Imagen Vector de miedo creado por storyset – www.freepik.es

Sin embargo, en aquella época acababa de salir al mercado un producto para reducir los miomas y también, dada su acción, era posible reducir la endometriosis al llevar al cuerpo a un estado de menopausia inducida. Así que, antes de llegar a la cirugía se decidió intentar este tratamiento hormonal. Mientras tanto en mi cabeza no paraban los pensamientos ¿y si no puedo tener más hijos? ¿Adoptaríamos? Mi corazón estaba dispuesto a dar más amor, un hijo me parecía poco y peligroso. ¿Y si me volcaba sólo en él y no lo dejaba crecer? ¿Y si lo convertía en un ser egoísta? ¿Y si lo perdía? ¿Podría vivir sin él? Sé que todas las que habéis pasado por esto o lo estéis pasando podréis comprenderme. También veía la oportunidad que se me brindaba y no estaba dispuesta a dejarla pasar, iba a hacer todo lo que estuviese en mi mano y con esa esperanza cada mes, durante seis meses, me inyectaba aquel medicamento.

Tuve suerte, en la última revisión todos los endometriomas se habían reducido y había sufrido de forma leve los síntomas de la menopausia (hinchazón, cambios de humor y al final del tratamiento, sofocos). Me aconsejaron esperar unos tres meses para evitar un efecto “cascada” (la ovulación de más de un óvulo) pero he de confesar que fui mala y al segundo mes ya estaba buscando ese embarazo tan deseado. Me quedé embarazada de gemelos, pero en la primera ecografía sólo latía el corazón de uno (otra experiencia para compartir), Paula, mi segunda hija.

Dos años después del nacimiento de Paula, todo se precipitó, aparecieron de nuevo los síntomas y la endometriosis en todo su esplendor se manifestó. Como era joven, mi ginecólogo-amigo, quiso ser conservador en su primera intervención. Por entonces yo trabajaba en Sevilla y vivía en Cádiz, me dio tiempo a organizarme y a esperar a las vacaciones para no sobrecargar a mi compañero de trabajo. Pero, antes de que acabase el año de esta primera intervención, todo se precipitó, el dolor era insoportable en las reglas, el sangrado menstrual era brutal, recuerdo volver a casa del trabajo cogiéndome la barriga del dolor. Los endometriomas crecieron hasta 25 cm, volví a pasar por quirófano, esta vez con urgencia, todavía recuerdo a mi ginecólogo diciendo: “Victoria, hay que operarte ya, corremos el riesgo de que se rompa uno de los quistes y no quiero pensar lo que podría pasar”. La endometriosis no estaba dispuesta a darme tregua y esta vez ganó, fue necesario dárselo todo (otro tema del que podríamos hablar).

No obstante, la que ganó realmente fui yo, porque pude tener dos hijas a pesar de ser una endometriosis grado IV, siempre me han recordado mis compañeros ginecólogos lo afortunada que he sido. Siempre con actitud positiva, entendiéndose por positiva tener el foco en la búsqueda de una solución, no exenta de ciertas dudas y miedos, confiando en los profesionales que siempre buscaron para mí lo mejor y, cómo no, con el amor y apoyo de mí pareja.

Esta experiencia me ha hecho ser más empática con las pacientes, entender sus miedos y sus dudas, y en la medida que me ha sido posible trasmitirles que tenemos que hacer todo lo que esté en nuestras manos con actitud positiva. Cada caso es único y requiere su propio tratamiento, el resultado es incierto, pero la actitud es muy importante y depende sólo de nosotros mismos.

Por último, recordar que hoy en día hay asociaciones y grupos de apoyo como Asoc. Afectadas de Endometriosis, Asociación Endometriosis España o a nivel de CCAA como EndoMadrid – Asociación Endometriosis de Madrid, Endometriosis Cataluña, donde se puede encontrara orientación, información y apoyo. ¡No estás sola!.

Victoria